Era sábado noche y había quedado con unos amigos par ir a un
festival de electrónica en Madrid. Nos encontramos allí unos cuantos y
empezamos a beber y a beber hasta que llegué al estado de embriaguez en el que
todo te parece bonito y correcto. Estaba bailando y saltando y gritando sin
parar. Entre mis amigos iba una chica con la que me llevo más que bien. Está
muy loca, somos iguales y nos apuntamos a todo. Cuando estábamos dentro
saltando me cogió y me plantó un morreo impresionante, cogió mis gafas de sol y
se las puso. Consiguió ponerme muy cachonda, me giré y había un moreno
mirándonos fijamente, así que me acerqué y le pregunté que qué hacía. Me cogió
de la cintura y me dijo que si quería irme con él. Le quité las manos y volví
con mis amigos, pero unos segundos después volví a sentir sus manos en mi
cintura. Sabía que era él así que empecé a bailar a saco para que sus manos se
deslizaran por mi cuerpo. Me dio la vuelta y me comió la boca. Me cogió de la
mano y me dijo que le siguiera. Salimos a la terraza, nos apoyamos en una pared
y nos seguimos liando. Le pregunté que a dónde me llevaba y me dijo que a los
baños, que quería un poco de privacidad. Nos acercamos pero estaban llenos de
gente, así que subimos al piso de arriba y se metió en el baño de tías conmigo.
Entramos en el primero que estaba vacío y puse el pestillo, le empujé para que
se sentara y le bajé con vaqueros y los calzoncillos. Era visible que le ponía
y que estaba muy cachondo. Me sujetó los brazos detrás de mi espalda, así que
le pregunté qué quería que hiciera y me dijo “come”. Empecé a lamerla hasta que
conseguí metérmela entera. Me soltó las manos para recogerme el pelo y
empujarme con la cabeza hasta el fondo. Me aparté, le miré y le pregunté si le
gustaba. “Chupa los huevos”. Deslicé mi lengua suavemente por los huevos porque
son muy sensibles y subí con la lengua hacia sus pezones sin dejar de
masturbarlo con las manos. Él mientras, me quitó la camiseta y me sacó el
sujetador. Empezó a comerme las tetas, yo hice lo mismo, rodeé mis pezones con
mi lengua mientras lo miraba. Cogí las tetas y empecé a cascársela con ellas.
No paraba de decir lo que le gustaban mis tetas y yo me humedecía cada vez más
y más. Se estaba excitando y decidí acabar con la boca. Me la metí entera y
seguí ayudándome con la mano, cada vez más rápido hasta que se corrió. Me
levanté, me quité los shorts vaqueros y las medias y empecé a meterme los dedos
mientras me apretaba las tetas. Me dijo que me la quería meter, que no
aguantaba más, pero no tenía condón y no lo conocía así que preferí jugar con lo que teníamos. Se
levantó, me empujó contra la puerta y mientras me comía una teta me metió los
dedos hasta el fondo, muy fuerte. Me tuve que sujetar con la parte de arriba.
Me senté en el váter y le dije que me lo comiera él. Empezó a hacerlo y a jugar
con sus dedos pero se notaba que no era un gran jugador. Fingí que me corría y
le di mi teléfono por si conseguía un condón. Me lenvaté apra vestirme y cuando
me fui a poner el sujetador, ¡ya no estaba! ¡Alguien me lo había robado! Así
que me pasé toda la noche sin sujetador con mis enormes amigas botando porque
no paré de saltar. Al día siguiente me empezó a hablar por whatsapp diciendo
que ya lo había conseguido. ¡Menudas horas!, pero qué más da, si siquiera sé su
nombre…
3.19.2012
3.10.2012
Gente inoportuna
Conocí a un tío en una discoteca. Mi amiga se había ido con
su amigo a su casa y él y yo decidimos salir fuera y sentarnos en un banco. No
me importaría decirte su nombre, pero realmente, no lo recuerdo. Empezó a
contarme historias de su ex, de por qué lo había dejado, de lo felices que eran
juntos así que tuve que callarle la boca, ¿qué cómo lo hice? Comiéndosela. Me
senté encima de él, me desabroché el short y empecé a morrearle mientras
acariciaba su pelo a lo loco. Él metió su mano por mi short y descubrió que no
llevaba ropa interior. Le gustó. Empezó a meterme los dedos al ritmo que yo cabalgaba
en sus piernas. En ese momento pasaron un par de amigos suyos por la acera de
enfrente y gritaban que estábamos dando el espectáculo. ¿Y qué? Creo que les
gustó el espectáculo porque no se movieron. Decidimos movernos de allí a ver
dónde podíamos ir cuando de repente, sin comerlo ni beberlo, encontramos la
puerta de un portal abierta. Nos metimos. Empezamos a desnudarnos en el ascensor,
me masturbó y me corrí en un tiempo récord. Subimos al último piso. Allí
subimos al trastero pero como no teníamos llave nos quedamos en las escaleras.
Me sentó en un escalón. Yo sólo llevaba puestas unas plataformas altísimas y él
sus vaqueros. Me besó y empezó a bajar. Comenzó a besarme los labios del coño, a
besarme el clítoris. Introducía sus dedos mientras me lo lamía. No podía parar
de gemir. Cuando llegué al orgasmo él se arrodilló y se sacó la poya en mi
cara. Me la metí entera y empecé a subir y a bajar intercalando lametazos en su
poyón. Era definitivamente una poya grande. Él marcaba el ritmo empujando mi
cabeza, quería que me la metiera entera y yo respiraba con fuerza por la nariz
para no atragantarme. Levanté la mirada y lo vi disfrutar, le estaba gustando y
eso me puso cachonda así que empecé con la otra mano a meterme un dedo. Cogí
ritmo con la cabeza y la mano hasta que se corrió. Yo no podía estar más
cachonda. En ese momento oigo una niña que llama a su madre. Me asomo por la
escalera y era una madre con sus dos hijas a 5 escalones de donde estábamos.
Empezó a gritar la mujer, que de dónde éramos, qué hacíamos ahí, a la par que
sus hijas preguntaban qué hacíamos desnudos. Me puse su camiseta corriendo el
cogió mi ropa, me puse los shorts y bajamos corriendo por las escaleras sin
poder parar de reír. Así pues, el alcohol no siempre es bueno, pero sin pasarse
ayuda a conseguir noches de placer y orgasmos.
El calentón del estudiante
Llegan los exámenes y toca estudiar. Apuntes, diapositivas,
libros, bolis… Menuda pesadilla. Estás sola en casa y son esos momentos en los
que te pones a leer y tu cabeza empieza a divagar y apareces, de
repente, en un mundo desconocido, fantasioso, empiezas a imaginarte tu mayor
sueño erótico y decides ver un poco de porno. Te estás calentando. Sin que se
note empiezas a frotarte por fuera del pantalón para humedecerte. Imaginas que
alguien te está viendo y consigues ponerte más cachonda aún. ¿Qué tienes
delante? Un boli. Abre un poco las piernas y te lo metes. Empiezas a jugar.
¿Por qué no dos? Llegas a tres y empiezas a frotar. Metes y sacas los bolis
mientras te frotas el clítoris con la mano libre. Te está dando gustito así que
intentas estirar el placer lo más posible hasta que coges ritmo, empiezas a
frotar más, metes y sacas los bolis con más rapidez y te corres. No es
suficiente. Ahora metes tus dedos, más a dentro y te acaricias los labios. Que
no falte la frotación porque sigues con la euforia del anterior. Das caña para
no perder la excitación y llegas. Esta vez el escalofrío te impide seguir
frotando y te quedas vacía. Ahora sí puedes seguir estudiando. ¿Quién no se ha
masturbado estudiando? Creo que no veré ninguna piedra…
3.06.2012
Ver a otras mujeres desnudas hizo que me masturbara en la ducha
Siempre
fui muy tímida a la hora de mostrar mi cuerpo ( tengo los pechos bastante
grandes y me sentía incómoda), tanto entre amigas como en las relaciones sexuales,
y lo mismo ocurrió la primera vez que fui a un gimnasio al que me apunté hace
un par de veranos. Era mucho más grande que el que estaba acostumbrada a ir y
estaba un poco más lejos de mi casa por lo que tenía que ducharme allí. Me sorprendió
la irrelevancia que tenía para aquellas tías el andar desnudas de un lado a
otro por el vestuario con tan sólo, algunas, una toalla en la cabeza. Las
primeras veces me sentí intimidada y yo me tapaba con la toalla para ir de las
taquillas a la ducha y de la ducha a un vestidor. Día a día empecé a sentirme
atraída por algunas mujeres, había cuerpos tremendos, las mayas ajustadas,
pechos perfectos. Sentadas echándose crema. Lo cierto es que me ponían muy cachonda.
Un día decidí armarme de valor y me desvestí donde las taquillas, me fui a la
ducha y en vez de dejar la toalla en la puerta la dejé en un colgador de la
entrada para tener que pasearme desnuda al menos, un tramo más. Me sentí
observada y eso me ponía aún más cachonda. Me metí en la ducha y empecé a
frotarme los pezones para endurecerlos, me apreté las tetas como si otra mujer
me estuviera tocando y bajé lentamente una mano hacia mi coño hasta meterme un
par de dedos. Cogí la alcachofa y me la acerqué a él poniendo el agua a máxima
fuerza mientras me frotaba el clítoris. Cogí el cepillo de pelo con el otro
lado y me lo introduje sin parar de frotarme. Se escuchaban ruidos, pasos, imaginaba
que me miraban por el hueco de la mampara. Estaba excitadísima. Me corrí. No es
lo mismo que en seco, pero la sensación fue impresionante. Aun así tenía
curiosidad por probar una cosa. Levanté la pierna derecha y la apoyé en la
esquina, la otra pierna la abrí lo más posible y tiré mi cuerpo hacia delante
mientras me metí el mango del cepillo por el culo. Seguía lubricada, pero igual
me costó. Simplemente quería probar la sensación y no me llamó la atención así
que paré. Terminé de ducharme y salí desnuda a por la toalla, la cogí con la
mano y me fui a las taquillas. Seguía desnuda. Me eché crema por el cuerpo y ya
por fin empecé a vestirme sin la necesidad de irme al vestidor. Me masturbé en
esas duchas casi todos los días que fui a ese gimnasio y desde esa experiencia
a veces me siento muy atraída por algunas mujeres.
Él era mi profesor, yo su alumna
Él
era mi profesor de historia del arte cuando estaba en bachillerato. Alto
delgaducho, con un poco de melena y su barba rubia que impedía que me
concentrara en clase. Llegaba pronto todos los días para sentarme en primera
fila delante de su mesa y así poder tenerle cerca. Era tan interesante, culto,
profesor, mayor… estaba casado y tenía una hija, pero eso le hacía más
interesante, era un papito cachondo. Siempre que explicaba una diapositiva se
rascaba la barba y yo no podía apartar la mirada. Solía jugar con el boli, lo
pasaba por mis labios lentamente y chupaba la tapa. En clase no hacía más que
imaginarme cómo nos los montábamos en su despacho, cómo me tocaba. Un día le
pedí en medio de clase que me dejara ir al baño, fui, me encerré y me restregué
la mano por el coño por fuera del tanga. Luego me froté el clítoris en círculos
y me corrí. No fue difícil, estaba húmeda, no hacía más que pensar en cómo me
lo follaba. Al final de la última evaluación me suspendió, fui la única, y me
pidió que me quedara después de clase para hablar con él, que quizás con un trabajo
extra podía aprobar la asignatura. Yo estaba furiosa, así que cuando se fueron
todos me acerqué a la puerta y la cerré de un portazo. Le pregunté que por qué
yo sola, que había estudiado y que le tenía un cariño especial que había
perdido. Se acercó y me preguntó que qué tipo de cariño. Le dije que me sentía
atraída por él y que si había suspendido era porque en sus clases no atendía y
me dedicaba a imaginar cómo me tocaba. Se quedó en silencio y cogió unas llaves
de la mesa, se acercó a mí y posando sus brazos sobre mis hombros me empotró
contra la puerta y la cerró con llave. Me levantó la camiseta y me sacó un
pecho por encima del sujetador. Empezó a comérmelo y a apretarlo. Con mi mano
le toqué el paquete y restregué mi mano por él. Me besó el cuello y subió a la
boca, me la partió. Me llevó a la mesa del profesor, me subió encima, me quitó
los vaqueros y me metió los dedos mientras tocaba mis pechos por fuera de la
camiseta. Me la quitó y yo me quité el sujetador. Todo esto sin parar de
besarnos. Me dijo que esperara un momento y cogió un condón de su cartera, se
bajó los pantalones, los calzoncillos y se lo puso. Me arrimó a la punta de la
mesa y me la metió con cuidado mientras apretaba mis tetas con las manos.
Cuando llegó al orgasmo se quitó el condón y se volvió a vestir mientras me
dijo que esperara. Subió mis piernas a sus hombros y me empezó a besar el
clítoris. Me metió la lengua por el coño y luego sus dedos. Volvió a besarme
los labios del coño mientras movía su lengua y me frotaba con la mano. Me corrí
como nunca y casi pego un grito pero me tapó la boca rápidamente. Cuando acabé
me vestí y me dijo que no se volvería a repetir, que estaba aprobada y que no
jugara de esa manera con los bolis o más de uno me encerraría en una
habitación.
Él me buscaba con la mirada y tuve que actuar
Él
es un compañero de clase, el primer día que lo vi me resultó atractivo porque
lleva un rollo rockero de tío duro que me atrae, aunque nunca me terminó de
encajar. Este año no sé por qué, pero me tiene caliente constantemente. Él es
moreno, alto, con barbita y un poco fuerte. Pero lo que más me llama la
atención es su mirada, transmite experiencia, seguridad y fuerza. Tiene 5 años
más que yo y eso también influye en el momento de ponerme cachonda, Noto que me
mira, cruzamos miradas y nos giramos rápidamente para que el otro no sepa que
lo estaba mirando. Sé que me desea. Y yo a él. Sé que tiene novia pero vive
lejos y habló de una relación abierta, por lo que no es obstáculo. Hoy se sentó
a mi lado y las mesas son muy estrechas por lo que nuestros brazos se rozaban
constantemente y su colonia de hombre me estaba poniendo húmeda. Me giré
hacia el suelo para coger mi bolso y ligeramente entreabrí mi camisa para que
pudiera ver el volumen de mis tetas. Al levantarme, mi cabeza pasó muy cerca de
la suya y aproveché para respirar profundamente. La respiración está
infravalorada. La respiración mide el grado de excitación de una persona, con
un suspiro profundo al oído puedes calentar más de lo imaginable. Saqué mi boli
y empecé a jugar con él, lo masturbé lentamente hasta que salió la tinta y
empecé a escribir. Noté que lo miraba fijamente y al preguntarle la página del
libro lo tiré disimuladamente sobre su pantalón. Lo cogí y le rocé. Sonreí y
puse cara de niña tonta. Los tíos tienen una pequeña predilección por las niñas
tontas, saben que son las más cerdas, por lo que me hago la ingenua y sigo con
la clase. Cuando la hora acabó decidí ir al baño y sentí que venía detrás de mí,
así que actué rápido y me metí en el baño de chicos. Él entró segundos más
tarde y nuevamente me hice la estúpida pero esta vez fui impulsiva y le
pregunté que si le importaba que me metiera con él en el baño. Se quedó
sorprendido, se rió, se pensaba que bromeaba, no le dejé tiempo de pensar ni
actuar y lo empujé hacia uno de los baños, cerré la puerta y le comí la boca.
Cogió mi culo con su mano y apretó con fuerza, sabía que él también quería que
eso ocurriera, así que seguí. Me despegué, le dije que callara, que no dijera
nada, me quité el bolso y me puse de rodillas. Bajé la bragueta de sus vaqueros
lentamente y le bajé el bóxer. Saqué su poya y la lamí, empecé a comérsela y a
masturbarlo con la mano derecha mientras me sujetaba en la pared con la
izquierda. Él me cogió el pelo y le miré a la cara, le estaba gustando. Empecé
a coger ritmo y me la metí entera. Seguí masturbándole mientras lamía de un lado
y de otro, se corrió. Pasé la lengua por el semen que caía y la terminé de
limpiar con un poco de papel. Me levanté y le dije no te preocupes por tu
novia, tu no has hecho nada, te he violado. Le di un beso en la mejilla y me
fui. No tuve más clase con él pero ¿¡a ver con qué me encuentro mañana!?
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