3.19.2012

Me dijo "come"...


Era sábado noche y había quedado con unos amigos par ir a un festival de electrónica en Madrid. Nos encontramos allí unos cuantos y empezamos a beber y a beber hasta que llegué al estado de embriaguez en el que todo te parece bonito y correcto. Estaba bailando y saltando y gritando sin parar. Entre mis amigos iba una chica con la que me llevo más que bien. Está muy loca, somos iguales y nos apuntamos a todo. Cuando estábamos dentro saltando me cogió y me plantó un morreo impresionante, cogió mis gafas de sol y se las puso. Consiguió ponerme muy cachonda, me giré y había un moreno mirándonos fijamente, así que me acerqué y le pregunté que qué hacía. Me cogió de la cintura y me dijo que si quería irme con él. Le quité las manos y volví con mis amigos, pero unos segundos después volví a sentir sus manos en mi cintura. Sabía que era él así que empecé a bailar a saco para que sus manos se deslizaran por mi cuerpo. Me dio la vuelta y me comió la boca. Me cogió de la mano y me dijo que le siguiera. Salimos a la terraza, nos apoyamos en una pared y nos seguimos liando. Le pregunté que a dónde me llevaba y me dijo que a los baños, que quería un poco de privacidad. Nos acercamos pero estaban llenos de gente, así que subimos al piso de arriba y se metió en el baño de tías conmigo. Entramos en el primero que estaba vacío y puse el pestillo, le empujé para que se sentara y le bajé con vaqueros y los calzoncillos. Era visible que le ponía y que estaba muy cachondo. Me sujetó los brazos detrás de mi espalda, así que le pregunté qué quería que hiciera y me dijo “come”. Empecé a lamerla hasta que conseguí metérmela entera. Me soltó las manos para recogerme el pelo y empujarme con la cabeza hasta el fondo. Me aparté, le miré y le pregunté si le gustaba. “Chupa los huevos”. Deslicé mi lengua suavemente por los huevos porque son muy sensibles y subí con la lengua hacia sus pezones sin dejar de masturbarlo con las manos. Él mientras, me quitó la camiseta y me sacó el sujetador. Empezó a comerme las tetas, yo hice lo mismo, rodeé mis pezones con mi lengua mientras lo miraba. Cogí las tetas y empecé a cascársela con ellas. No paraba de decir lo que le gustaban mis tetas y yo me humedecía cada vez más y más. Se estaba excitando y decidí acabar con la boca. Me la metí entera y seguí ayudándome con la mano, cada vez más rápido hasta que se corrió. Me levanté, me quité los shorts vaqueros y las medias y empecé a meterme los dedos mientras me apretaba las tetas. Me dijo que me la quería meter, que no aguantaba más, pero no tenía condón y no lo conocía así que preferí jugar con lo que teníamos. Se levantó, me empujó contra la puerta y mientras me comía una teta me metió los dedos hasta el fondo, muy fuerte. Me tuve que sujetar con la parte de arriba. Me senté en el váter y le dije que me lo comiera él. Empezó a hacerlo y a jugar con sus dedos pero se notaba que no era un gran jugador. Fingí que me corría y le di mi teléfono por si conseguía un condón. Me lenvaté apra vestirme y cuando me fui a poner el sujetador, ¡ya no estaba! ¡Alguien me lo había robado! Así que me pasé toda la noche sin sujetador con mis enormes amigas botando porque no paré de saltar. Al día siguiente me empezó a hablar por whatsapp diciendo que ya lo había conseguido. ¡Menudas horas!, pero qué más da, si siquiera sé su nombre…

3.10.2012

Gente inoportuna


Conocí a un tío en una discoteca. Mi amiga se había ido con su amigo a su casa y él y yo decidimos salir fuera y sentarnos en un banco. No me importaría decirte su nombre, pero realmente, no lo recuerdo. Empezó a contarme historias de su ex, de por qué lo había dejado, de lo felices que eran juntos así que tuve que callarle la boca, ¿qué cómo lo hice? Comiéndosela. Me senté encima de él, me desabroché el short y empecé a morrearle mientras acariciaba su pelo a lo loco. Él metió su mano por mi short y descubrió que no llevaba ropa interior. Le gustó. Empezó a meterme los dedos al ritmo que yo cabalgaba en sus piernas. En ese momento pasaron un par de amigos suyos por la acera de enfrente y gritaban que estábamos dando el espectáculo. ¿Y qué? Creo que les gustó el espectáculo porque no se movieron. Decidimos movernos de allí a ver dónde podíamos ir cuando de repente, sin comerlo ni beberlo, encontramos la puerta de un portal abierta. Nos metimos. Empezamos a desnudarnos en el ascensor, me masturbó y me corrí en un tiempo récord. Subimos al último piso. Allí subimos al trastero pero como no teníamos llave nos quedamos en las escaleras. Me sentó en un escalón. Yo sólo llevaba puestas unas plataformas altísimas y él sus vaqueros. Me besó y empezó a bajar.  Comenzó a besarme los labios del coño, a besarme el clítoris. Introducía sus dedos mientras me lo lamía. No podía parar de gemir. Cuando llegué al orgasmo él se arrodilló y se sacó la poya en mi cara. Me la metí entera y empecé a subir y a bajar intercalando lametazos en su poyón. Era definitivamente una poya grande. Él marcaba el ritmo empujando mi cabeza, quería que me la metiera entera y yo respiraba con fuerza por la nariz para no atragantarme. Levanté la mirada y lo vi disfrutar, le estaba gustando y eso me puso cachonda así que empecé con la otra mano a meterme un dedo. Cogí ritmo con la cabeza y la mano hasta que se corrió. Yo no podía estar más cachonda. En ese momento oigo una niña que llama a su madre. Me asomo por la escalera y era una madre con sus dos hijas a 5 escalones de donde estábamos. Empezó a gritar la mujer, que de dónde éramos, qué hacíamos ahí, a la par que sus hijas preguntaban qué hacíamos desnudos. Me puse su camiseta corriendo el cogió mi ropa, me puse los shorts y bajamos corriendo por las escaleras sin poder parar de reír. Así pues, el alcohol no siempre es bueno, pero sin pasarse ayuda a conseguir noches de placer y orgasmos.

El calentón del estudiante


Llegan los exámenes y toca estudiar. Apuntes, diapositivas, libros, bolis… Menuda pesadilla. Estás sola en casa y son esos momentos en los que te pones a leer y tu cabeza empieza a divagar y apareces, de repente, en un mundo desconocido, fantasioso, empiezas a imaginarte tu mayor sueño erótico y decides ver un poco de porno. Te estás calentando. Sin que se note empiezas a frotarte por fuera del pantalón para humedecerte. Imaginas que alguien te está viendo y consigues ponerte más cachonda aún. ¿Qué tienes delante? Un boli. Abre un poco las piernas y te lo metes. Empiezas a jugar. ¿Por qué no dos? Llegas a tres y empiezas a frotar. Metes y sacas los bolis mientras te frotas el clítoris con la mano libre. Te está dando gustito así que intentas estirar el placer lo más posible hasta que coges ritmo, empiezas a frotar más, metes y sacas los bolis con más rapidez y te corres. No es suficiente. Ahora metes tus dedos, más a dentro y te acaricias los labios. Que no falte la frotación porque sigues con la euforia del anterior. Das caña para no perder la excitación y llegas. Esta vez el escalofrío te impide seguir frotando y te quedas vacía. Ahora sí puedes seguir estudiando. ¿Quién no se ha masturbado estudiando? Creo que no veré ninguna piedra…

3.06.2012

Ver a otras mujeres desnudas hizo que me masturbara en la ducha


Siempre fui muy tímida a la hora de mostrar mi cuerpo ( tengo los pechos bastante grandes y me sentía incómoda), tanto entre amigas como en las relaciones sexuales, y lo mismo ocurrió la primera vez que fui a un gimnasio al que me apunté hace un par de veranos. Era mucho más grande que el que estaba acostumbrada a ir y estaba un poco más lejos de mi casa por lo que tenía que ducharme allí. Me sorprendió la irrelevancia que tenía para aquellas tías el andar desnudas de un lado a otro por el vestuario con tan sólo, algunas, una toalla en la cabeza. Las primeras veces me sentí intimidada y yo me tapaba con la toalla para ir de las taquillas a la ducha y de la ducha a un vestidor. Día a día empecé a sentirme atraída por algunas mujeres, había cuerpos tremendos, las mayas ajustadas, pechos perfectos. Sentadas echándose crema. Lo cierto es que me ponían muy cachonda. Un día decidí armarme de valor y me desvestí donde las taquillas, me fui a la ducha y en vez de dejar la toalla en la puerta la dejé en un colgador de la entrada para tener que pasearme desnuda al menos, un tramo más. Me sentí observada y eso me ponía aún más cachonda. Me metí en la ducha y empecé a frotarme los pezones para endurecerlos, me apreté las tetas como si otra mujer me estuviera tocando y bajé lentamente una mano hacia mi coño hasta meterme un par de dedos. Cogí la alcachofa y me la acerqué a él poniendo el agua a máxima fuerza mientras me frotaba el clítoris. Cogí el cepillo de pelo con el otro lado y me lo introduje sin parar de frotarme. Se escuchaban ruidos, pasos, imaginaba que me miraban por el hueco de la mampara. Estaba excitadísima. Me corrí. No es lo mismo que en seco, pero la sensación fue impresionante. Aun así tenía curiosidad por probar una cosa. Levanté la pierna derecha y la apoyé en la esquina, la otra pierna la abrí lo más posible y tiré mi cuerpo hacia delante mientras me metí el mango del cepillo por el culo. Seguía lubricada, pero igual me costó. Simplemente quería probar la sensación y no me llamó la atención así que paré. Terminé de ducharme y salí desnuda a por la toalla, la cogí con la mano y me fui a las taquillas. Seguía desnuda. Me eché crema por el cuerpo y ya por fin empecé a vestirme sin la necesidad de irme al vestidor. Me masturbé en esas duchas casi todos los días que fui a ese gimnasio y desde esa experiencia a veces me siento muy atraída por algunas mujeres.

Él era mi profesor, yo su alumna


Él era mi profesor de historia del arte cuando estaba en bachillerato. Alto delgaducho, con un poco de melena y su barba rubia que impedía que me concentrara en clase. Llegaba pronto todos los días para sentarme en primera fila delante de su mesa y así poder tenerle cerca. Era tan interesante, culto, profesor, mayor… estaba casado y tenía una hija, pero eso le hacía más interesante, era un papito cachondo. Siempre que explicaba una diapositiva se rascaba la barba y yo no podía apartar la mirada. Solía jugar con el boli, lo pasaba por mis labios lentamente y chupaba la tapa. En clase no hacía más que imaginarme cómo nos los montábamos en su despacho, cómo me tocaba. Un día le pedí en medio de clase que me dejara ir al baño, fui, me encerré y me restregué la mano por el coño por fuera del tanga. Luego me froté el clítoris en círculos y me corrí. No fue difícil, estaba húmeda, no hacía más que pensar en cómo me lo follaba. Al final de la última evaluación me suspendió, fui la única, y me pidió que me quedara después de clase para hablar con él, que quizás con un trabajo extra podía aprobar la asignatura. Yo estaba furiosa, así que cuando se fueron todos me acerqué a la puerta y la cerré de un portazo. Le pregunté que por qué yo sola, que había estudiado y que le tenía un cariño especial que había perdido. Se acercó y me preguntó que qué tipo de cariño. Le dije que me sentía atraída por él y que si había suspendido era porque en sus clases no atendía y me dedicaba a imaginar cómo me tocaba. Se quedó en silencio y cogió unas llaves de la mesa, se acercó a mí y posando sus brazos sobre mis hombros me empotró contra la puerta y la cerró con llave. Me levantó la camiseta y me sacó un pecho por encima del sujetador. Empezó a comérmelo y a apretarlo. Con mi mano le toqué el paquete y restregué mi mano por él. Me besó el cuello y subió a la boca, me la partió. Me llevó a la mesa del profesor, me subió encima, me quitó los vaqueros y me metió los dedos mientras tocaba mis pechos por fuera de la camiseta. Me la quitó y yo me quité el sujetador. Todo esto sin parar de besarnos. Me dijo que esperara un momento y cogió un condón de su cartera, se bajó los pantalones, los calzoncillos y se lo puso. Me arrimó a la punta de la mesa y me la metió con cuidado mientras apretaba mis tetas con las manos. Cuando llegó al orgasmo se quitó el condón y se volvió a vestir mientras me dijo que esperara. Subió mis piernas a sus hombros y me empezó a besar el clítoris. Me metió la lengua por el coño y luego sus dedos. Volvió a besarme los labios del coño mientras movía su lengua y me frotaba con la mano. Me corrí como nunca y casi pego un grito pero me tapó la boca rápidamente. Cuando acabé me vestí y me dijo que no se volvería a repetir, que estaba aprobada y que no jugara de esa manera con los bolis o más de uno me encerraría en una habitación.

Él me buscaba con la mirada y tuve que actuar


Él es un compañero de clase, el primer día que lo vi me resultó atractivo porque lleva un rollo rockero de tío duro que me atrae, aunque nunca me terminó de encajar. Este año no sé por qué, pero me tiene caliente constantemente. Él es moreno, alto, con barbita y un poco fuerte. Pero lo que más me llama la atención es su mirada, transmite experiencia, seguridad y fuerza. Tiene 5 años más que yo y eso también influye en el momento de ponerme cachonda, Noto que me mira, cruzamos miradas y nos giramos rápidamente para que el otro no sepa que lo estaba mirando. Sé que me desea. Y yo a él. Sé que tiene novia pero vive lejos y habló de una relación abierta, por lo que no es obstáculo. Hoy se sentó a mi lado y las mesas son muy estrechas por lo que nuestros brazos se rozaban constantemente  y su colonia de hombre me estaba poniendo húmeda. Me giré hacia el suelo para coger mi bolso y ligeramente entreabrí mi camisa para que pudiera ver el volumen de mis tetas. Al levantarme, mi cabeza pasó muy cerca de la suya y aproveché para respirar profundamente. La respiración está infravalorada. La respiración mide el grado de excitación de una persona, con un suspiro profundo al oído puedes calentar más de lo imaginable. Saqué mi boli y empecé a jugar con él, lo masturbé lentamente hasta que salió la tinta y empecé a escribir. Noté que lo miraba fijamente y al preguntarle la página del libro lo tiré disimuladamente sobre su pantalón. Lo cogí y le rocé. Sonreí y puse cara de niña tonta. Los tíos tienen una pequeña predilección por las niñas tontas, saben que son las más cerdas, por lo que me hago la ingenua y sigo con la clase. Cuando la hora acabó decidí ir al baño y sentí que venía detrás de mí, así que actué rápido y me metí en el baño de chicos. Él entró segundos más tarde y nuevamente me hice la estúpida pero esta vez fui impulsiva y le pregunté que si le importaba que me metiera con él en el baño. Se quedó sorprendido, se rió, se pensaba que bromeaba, no le dejé tiempo de pensar ni actuar y lo empujé hacia uno de los baños, cerré la puerta y le comí la boca. Cogió mi culo con su mano y apretó con fuerza, sabía que él también quería que eso ocurriera, así que seguí. Me despegué, le dije que callara, que no dijera nada, me quité el bolso y me puse de rodillas. Bajé la bragueta de sus vaqueros lentamente y le bajé el bóxer. Saqué su poya y la lamí, empecé a comérsela y a masturbarlo con la mano derecha mientras me sujetaba en la pared con la izquierda. Él me cogió el pelo y le miré a la cara, le estaba gustando. Empecé a coger ritmo y me la metí entera. Seguí masturbándole mientras lamía de un lado y de otro, se corrió. Pasé la lengua por el semen que caía y la terminé de limpiar con un poco de papel. Me levanté y le dije no te preocupes por tu novia, tu no has hecho nada, te he violado. Le di un beso en la mejilla y me fui. No tuve más clase con él pero ¿¡a ver con qué me encuentro mañana!?