Él
era mi profesor de historia del arte cuando estaba en bachillerato. Alto
delgaducho, con un poco de melena y su barba rubia que impedía que me
concentrara en clase. Llegaba pronto todos los días para sentarme en primera
fila delante de su mesa y así poder tenerle cerca. Era tan interesante, culto,
profesor, mayor… estaba casado y tenía una hija, pero eso le hacía más
interesante, era un papito cachondo. Siempre que explicaba una diapositiva se
rascaba la barba y yo no podía apartar la mirada. Solía jugar con el boli, lo
pasaba por mis labios lentamente y chupaba la tapa. En clase no hacía más que
imaginarme cómo nos los montábamos en su despacho, cómo me tocaba. Un día le
pedí en medio de clase que me dejara ir al baño, fui, me encerré y me restregué
la mano por el coño por fuera del tanga. Luego me froté el clítoris en círculos
y me corrí. No fue difícil, estaba húmeda, no hacía más que pensar en cómo me
lo follaba. Al final de la última evaluación me suspendió, fui la única, y me
pidió que me quedara después de clase para hablar con él, que quizás con un trabajo
extra podía aprobar la asignatura. Yo estaba furiosa, así que cuando se fueron
todos me acerqué a la puerta y la cerré de un portazo. Le pregunté que por qué
yo sola, que había estudiado y que le tenía un cariño especial que había
perdido. Se acercó y me preguntó que qué tipo de cariño. Le dije que me sentía
atraída por él y que si había suspendido era porque en sus clases no atendía y
me dedicaba a imaginar cómo me tocaba. Se quedó en silencio y cogió unas llaves
de la mesa, se acercó a mí y posando sus brazos sobre mis hombros me empotró
contra la puerta y la cerró con llave. Me levantó la camiseta y me sacó un
pecho por encima del sujetador. Empezó a comérmelo y a apretarlo. Con mi mano
le toqué el paquete y restregué mi mano por él. Me besó el cuello y subió a la
boca, me la partió. Me llevó a la mesa del profesor, me subió encima, me quitó
los vaqueros y me metió los dedos mientras tocaba mis pechos por fuera de la
camiseta. Me la quitó y yo me quité el sujetador. Todo esto sin parar de
besarnos. Me dijo que esperara un momento y cogió un condón de su cartera, se
bajó los pantalones, los calzoncillos y se lo puso. Me arrimó a la punta de la
mesa y me la metió con cuidado mientras apretaba mis tetas con las manos.
Cuando llegó al orgasmo se quitó el condón y se volvió a vestir mientras me
dijo que esperara. Subió mis piernas a sus hombros y me empezó a besar el
clítoris. Me metió la lengua por el coño y luego sus dedos. Volvió a besarme
los labios del coño mientras movía su lengua y me frotaba con la mano. Me corrí
como nunca y casi pego un grito pero me tapó la boca rápidamente. Cuando acabé
me vestí y me dijo que no se volvería a repetir, que estaba aprobada y que no
jugara de esa manera con los bolis o más de uno me encerraría en una
habitación.
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